lunes, 14 de marzo de 2011

Fortaleza (Osho)

Foto de Arpana Vidroh

Uno puede apegarse demasiado a un refugio, a una protección, pero eso no os
brindará fortaleza. Esta siempre llega cuando os enfrentáis a situaciones duras,
contrarias, que os distraen.
En la Antigüedad la gente solía irse a los monasterios, al Himalaya, a cuevas remotas,
donde alcanzaba una cierta paz. Pero esa paz era barata, porque siempre que regresaba a las
praderas, al mundo, dicha paz de inmediato se hacía añicos. Era demasiado frágil y la gente le
tomaba miedo al mundo. De modo que se trata de una especie de escapatoria, no de
desarrollo.
En lo que insisto es en aprender a estar solos, pero jamás os aferréis demasiado a
vuestra soledad, para que no perdáis la capacidad de relacionaros con otros. Aprended a
meditar, pero no os vayáis a un extremo. De modo que seáis incapaces de amar. Estad en
silencio, en paz, quietos, pero no os obsesionéis con ello, de lo contrario no podréis
enfrentaros al mundo, al mercado.
Es fácil permanecer en silencio cuando se está solo. Cuesta guardar silencio cuando se
está con gente, pero hay que encarar esa dificultad. Una vez que estéis en silencio con otras
personas, lo habréis conseguido; entonces ya nada puede destruirlo.