domingo, 13 de marzo de 2011

Salvaje (Osho)

Foto de Arpana Vidroh

El amor es salvaje, y en cuanto uno intenta domesticarlo, resulta destruido. Es un
remolino de libertad, de salvajismo, de espontaneidad.
No podéis dirigir y controlar el amor. Controlado, está muerto. Solo puede ser
controlado cuando ya lo habéis matado. Si está vivo, os controla, no al revés. Si está vivo, os
posee. Simplemente estáis perdidos en él porque es más grande y vasto que vosotros, más
primigenio, más fundacionalAsí que recordarlo, porque del mismo modo llega Dios. Del modo en que os llega el amor, así os llega Dios.
Dios también es salvaje... más que el amor. Un Dios civilizado no es
un Dios. El Dios de la iglesia, el del templo, no es más que un ídolo. Dios ha desaparecido de
allí hace mucho tiempo, porque no hay modo de aprisionar a Dios en un templo o en una
iglesia. Para Dios, esas son tumbas.
Si queréis encontrar a Dios, deberéis estar disponibles a la energía salvaje de la vida. El
amor es el primer vislumbre, el inicio del viaje. Dios es el clímax, la culminación, pero Dios
llega como un remolino. Os arrancará de cuajo, os poseerá. Os aplastará en piezas. Os matará
y resucitará. Ha de ser ambas cosas: la cruz y la resurrección.