domingo, 20 de febrero de 2011

Pureza (Osho)

Foto de Arpana Vidroh
La pureza que reside en el corazón es incorruptible; lo que hacéis no la afecta en
absoluto.
Hasta el mayor pecador permanece puro en el núcleo más profundo de su ser. De modo
que incluso el pecador más profundo sigue siendo un santo; el pecado solo puede tocar la
periferia, la circunferencia. No puede ir hasta vuestro núcleo porque el acto está en la
superficie, el ser está en el núcleo.
Y cuando empezáis a mirar el ser de las personas, entonces nadie es un pecador, nadie
lo ha sido jamás. Eso es imposible. La pureza es tan absoluta que todo lo que hacemos no es
más que sueños; ese es el enfoque oriental. Este no le presta mucha atención a lo que hacéis.
Dice que sin importar lo que hayáis hecho, simplemente podéis ir al interior y tener un
contacto con el ser, que siempre es cristalino y siempre puro, y esa fuente permanece
impoluta. En la periferia solo están las caras: santo y pecador, bueno y malo, el famoso y el
notorio. Solo son actos, como si se representara un drama. Alguien se ha convertido en un
Jesucristo y alguien en un Judas. Los dos son necesarios: Jesús no puede ser sin Judas, ¿y qué
sería Judas sin Jesús? Ambos son necesarios para que acontezca toda la historia de Cristo.
Pero detrás del escenario se sientan juntos para beber té y fumar.
Esa es la realidad. Todo este mundo es un vasto escenario, un gran drama representado.
Así que no os preocupéis demasiado al respecto. Sea cual fuere el papel que os haya
correspondido, desarrolladlo con el máximo gozo posible, y recordad siempre que en lo más
hondo permanecéis puros.