martes, 8 de febrero de 2011

Entrando en el miedo (Osho)

Foto de Arpana Vidroh

Siempre que haya miedo, jamás escapéis de él. De hecho, sacad pautas de él.
Esas son las direcciones en las que necesitáis viajar. El miedo es simplemente un
desafío. Os llama: «¡Venid!»
Siempre que algo es realmente bueno, también asusta, porque os proporciona ciertas
percepciones. Os fuerza a avanzar hacia ciertos cambios. Os lleva a un borde desde el cual, si
dais marcha atrás, jamás os lo perdonaréis. Si seguís adelante, es peligroso. Ahí está lo que
asusta. Si podéis regresar con facilidad, no hay problema. Pero se trata de percepciones de las
que no podéis regresar. Si lo hacéis, jamás seréis capaces de perdonároslo. Siempre os
recordaréis como unos cobardes.
Siempre que haya un miedo, recordad no dar marcha atrás, porque ese no es el camino
para solucionarlo. Adentraos en él. Si teméis la noche oscura, adentraos en ella, porque es la
única manera de superarlo. Es el único modo de trascender el miedo. Adentraos en la noche;
no hay nada más importante que eso. Esperad, sentaos solos y dejad que la noche trabaje. Si
tenéis miedo, temblad. Dejad que el temblor esté presente, pero decidle a la noche: «Haz lo
que quieras hacer. Estoy aquí». Pasados unos minutos, veréis que todo se ha asentado. La
oscuridad va no es oscura, ha llegado a ser luminosa. La disfrutaréis. Podéis tocarla... el
silencio aterciopelado, la vastedad... la música. Seréis capaces de disfrutarlas diréis: «¡Qué
necio he sido de temer una experiencia tan hermosa!».