miércoles, 10 de agosto de 2011

Chistes contados por Osho

Foto de Arpana Vidroh


El viejo Finkelstein y su amigo el Abuelo Funkenburger están compartiendo unos tragos tras la cena. "Tu sabes," dice Fink, "Cuando tenía treinta años, mi erección era tan fuerte que no podía doblarla, ni siquiera con mis dos manos." Funk asiente con la cabeza.
"Cuando llegué a los cuarenta," continúa Fink, "podía doblarla un poquito apenas, pero haciendo un gran esfuerzo. A los cincuenta, podía doblarla un poquito más. Y ahora, que tengo 60, puedo doblarla a la mitad con facilidad."
Los dos amigos continuaban con sus tragos, al rato, "Es sorprendente, Funk," agrega Fink, "Me pregunto cuánto más fuertes pueden llegar a ser mis manos."