viernes, 22 de abril de 2011

Derribo de Puentes ( Osho)

Foto de Arpana Vidroh

Siempre es bueno derribar puentes con el pasado. Entonces uno se mantiene
vivo, inocente y jamás pierde la infancia. Muchas veces es necesario derribar todos los
puentes, estar limpio y empezar otra vez de cero.
Siempre que empezáis algo, volvéis a ser un niño. En cuanto comenzáis a pensar que
habéis llegado, es otra vez el momento de derribar puentes, porque eso significa que empieza
a asentarse la muerte. Os convertís en un ente, en un producto en el mercado. Y todo el que
quiera ser creativo ha de morir cada día respecto del pasado, de hecho cada momento, porque
la creatividad significa un renacimiento continuo. Si no renacéis, sea lo que fuere lo que
creéis, representará una repetición. Si renacéis, solo entonces podrá salir algo nuevo de
vosotros.
Sucede que incluso los grandes artistas, poetas y pintores llegan a un punto en el que no
dejan de repetirse una y otra vez. En ocasiones ha sucedido que su primera obra es la más
grande. Jalil Gibrán escribió El profeta cuando solo tenía veinte o veintiún años, y esa
también fue su última obra. Después escribió muchos libros, pero ninguno alcanzó esa
cumbre. De un modo sutil, no deja de repetir El profeta.
De modo que un artista, un pintor o un poeta, músico o bailarín, uno que ha creado algo
nuevo cada día, posee una tremenda necesidad de olvidar completamente los ayeres, que no
quede ni un recuerdo de ellos. La pizarra está limpia y de lo nuevo nace la creatividad.