miércoles, 20 de abril de 2011

ANHELAR LO POSIBLE ( Osho)

Foto de Arpana Vidroh
La vigilia es el camino de la vida.
Cuando deseáis lo posible, lo imposible también puede suceder Cuando deseáis
lo imposible, hasta lo posible se vuelve difícil.
Hay dos tipos de personas, las de energía baja y las de energía alta. No hay nada bueno
en tener energía alta ni nada malo en tenerla baja. Así es como existen dos tipos. Las personas
de baja energía se mueven muy despacio. Su crecimiento no es sobresaltado, no dan saltos.
No explotan. Simplemente crecen como lo hacen los árboles. Requieren más tiempo, pero su
crecimiento está más asentado, es más seguro, y retroceder es muy difícil. En cuanto han
alcanzado un punto, no es fácil que lo pierdan.
Las personas de alta energía se mueven deprisa. Dan saltos. Con ellos, el trabajo es muy
rápido. Eso está bien, pero hay un problema: sea lo que fuere lo que consigan, pueden
perderlo con igual facilidad. Retroceden con suma facilidad porque han sido saltos, no
desarrollo. Este necesita madurar lentamente, necesita tiempo.
Las personas de baja energía saldrán derrotadas en una competición mundana. Siempre
se rezagarán. Por eso han sido criticadas. Hay tanta competencia en el mundo. Se apartarán de
la carrera de ratas que es nuestra sociedad; no serán capaces de permanecer en ella. Serán
expulsadas, las echarán.
Pero en lo referente al crecimiento espiritual, pueden crecer con una mayor profundidad
que las personas de alta energía, porque son capaces de esperar y ser pacientes. No tienen
demasiada prisa. No quieren nada al instante. Sus expectativas jamás van dirigidas hacia lo
imposible. Solo anhelan lo posible.El tonto duerme como si ya estuviera muerto,
Pero el maestro está despierto y vive eternamente.
Está vigilante. Tiene claridad.
¡Qué feliz es? Porque ve que estar despierto es vivir.
Qué feliz es siguiendo el camino de los despiertos.
Con gran perseverancia medita, buscando la libertad y la felicidad.
GAUTAMA BUDA, Dhammapada

Vivimos sin prestar ninguna atención a lo que ocurre a nuestro al­rededor. Sí, hemos llegado a ser muy eficientes en lo referente a hacer cosas. Lo que hacemos, lo hacemos ya tan eficientemente que no necesitamos ninguna conciencia para hacerlo. Se ha convertido en algo mecánico, automático. Funcionamos como robots. Todavía no somos hombres, somos máquinas.
Eso era lo que George Gurdjieff decía una y otra vez, que el hombre, tal como existe, es una máquina. Ofendió a mucha gente, porque a nadie le gusta que le llamen máquina. A las máquinas les gusta que las llamen dioses; entonces se sienten muy felices, se hin­chan de satisfacción. Gurdjieff decía que las personas eran máqui­nas y tenía razón. Si te contemplas a ti mismo" verás lo mecánico que es tu comportamiento.
El psicólogo ruso Pavlov y el psicólogo norteamericano Skinner aciertan en un 99,9 por ciento cuando dicen que el hombre es una maravillosa máquina y nada más. No hay alma en él. He dicho que aciertan en un 99,9 por ciento; solo fallan por un pequeñísimo mar­gen. En ese pequeño margen están los budas, los despiertos. Pero se les puede perdonar porque Pavlov nunca se encontró con un buda; sólo se encontró con millones de personas como tú.