martes, 30 de marzo de 2010

La fragilidad del amor (Osho)

Foto de Arpana Vidroh

No penséis que el amor es eterno. Es muy frágil. Es tan frágil como una rosa. Por
la mañana está ahí, y por la noche se ha ido. Cualquier cosa pequeña puede destruirlo.
De hecho, cuanto más elevada es una cosa, más frágil es. Ha de ser protegida. Una
piedra permanecerá, pero una flor desaparecerá. Si arrojáis una piedra contra una flor, la
primera no saldrá dañada, pero la segunda será destruida.
El amor es muy frágil y delicado. Hay que ir con mucho cuidado con él. Se puede
causar tanto daño como para que la otra persona se cierre y se ponga a la defensiva. Así es
como nos cerramos. Si lucháis demasiado, el otro comenzará a escapar de vosotros; se tornará
más y más frío, más y más cerrado, para no volver a ser vulnerable a vuestro ataque. Entonces
lo atacaréis más porque os resistiréis a esa frialdad. Se puede convertir en un círculo vicioso.
Y así es como se separan los amantes. Se alejan el uno del otro y creen que el otro es el
responsable, que el otro los ha traicionado.
De hecho, tal como yo lo veo, ningún amante ha traicionado alguna vez a nadie. Es solo
la ignorancia la que mata el amor, nadie lo traiciona. Los dos querían estar juntos, pero, de
algún modo, ambos eran ignorantes. Su ignorancia les jugó malas pasadas que se
multiplicaron.