sábado, 2 de julio de 2011

Alimento (Osho)

Foto de Arpana Vidroh

Cuando nace un niño, su primer amor y su primer alimento son lo mismo: la
madre. De modo que existe una profunda asociación entre el alimento y el amor; de
hecho, el alimento va primero y luego lo sigue el amor.
El primer día el niño no puede comprender el amor. Entiende el lenguaje de la comida,
el lenguaje natural y primitivo de todos los animales. El niño nace con hambre; necesita
comida de inmediato. El amor no será necesario hasta mucho después... no se trata de una
emergencia. Uno puede vivir sin amor durante toda la vida, pero no sin alimentos... ahí radica
el problema.
Poco a poco también siente que siempre que la madre está cariñosa le ofrece el pecho de
una manera diferente. Cuando no está cariñosa, sino enfadada o triste, le brinda el pecho con
mucha renuencia, o ni siquiera se lo da. De modo que el niño cobra conciencia de que siempre
que la madre está cariñosa, siempre que el alimento está disponible, también lo está el amor.
Esto reside en el inconsciente.
Cuando os falta una vida de amor, coméis más... es un sustituto. Y con la comida las
cosas son sencillas, porque la comida está muerta. Podéis seguir comiendo todo lo que
queráis... la comida no os puede decir que no. Con el alimento uno sigue siendo el amo. Pero
en el amor uno ya no lo es.
Así que os digo, olvidaos de la comida, seguid comiendo tanto como queráis. Pero
empezad una vida de amor, y de inmediato veréis que ya no coméis tanto. ¿Lo habéis notado?
Si sois felices, no coméis tanto. La gente cree que cuando es feliz come demasiado, pero no
son más que tonterías. Una persona feliz se siente tan realizada que no percibe ningún espacio
dentro. Un hombre infeliz no deja de tragar comida.