sábado, 31 de enero de 2009
Henry Van Dike
Los bosques serían demasiado silenciosos
si cantaran solo los pájaros que mejor lo hacen
31 de enero 2009
viernes, 30 de enero de 2009
30 de enero 2009
jueves, 29 de enero de 2009
Poema japonés
Excursión a medianoche
El maestro Sengai tenia muchos pupilos que estudiaban meditación. Uno de ellos solía levantarse de noche, trepaba por la pared del templo y se iba a la ciudad divertirse.
Una noche en que inspeccionó los dormitorios, Sengai vio que ese pupilo no estaba, y descubrió también el taburete que había utilizado para escalar la pared. Al percatarse de esto, Sengai lo quitó de su sitio y se colocó él en su lugar.
Cuando el monje volvió como no sabia que Sengai era el taburete, puso su pie sobre la cabeza del maestro y saltó al suelo. Al descubrir lo que había hecho, se quedó horrorizado.
Sengai le dijo
El pupilo nunca más volvió a salir de noche.
29 de enero 2009
miércoles, 28 de enero de 2009
martes, 27 de enero de 2009
La cosa más valiosa del mundo
Extraido del libro de Osho "Libertad"
27 de enero
lunes, 26 de enero de 2009
26 de enero 2009
domingo, 25 de enero de 2009
Camino a la libertad
El revolucionario no es libre. Está continuamente luchando con algo ¿ como va a ser libre? Está continuamente reaccionando contra algo: ¿cómo va a haber libertad en la reacción?
La libertad significa compresión. Uno ha comprendido el juego y viendo que esta es la manera en que se impide crecer al alma, la manera en que no se permite que uno sea uno mismo, uno simplemente sale de ello sin ninguna cicatriz en el alma.
Uno perdona y olvida y permanece sin ningún apego a la sociedad en nombre del amor o en nombre del odio. La sociedad simplemente ha desaparecido para el rebelde. Puede vivir en el mundo o puede salirse del mundo, pero ya no pertenece a él; le es ajeno.
sábado, 24 de enero de 2009
24 de enero 2009
Extractos de libros de Osho
viernes, 23 de enero de 2009
Extractos de libros de Osho
Pensamientos de Osho
23 de enero 2009
jueves, 22 de enero de 2009
22 de enero 2009
martes, 20 de enero de 2009
Poema japones
20 de enero
sábado, 17 de enero de 2009
Se mueve
Dos monjes tenían una discusión a la orilla del río. El maestro, que en ese momento pasaba, se acercó a ellos y les preguntó sobre que se trataba su debate. “Estábamos mirado aquél árbol, y dije que las hojas se movían, pero mi compañero dice que es el viento el que se mueve”, dijo uno de los monjes.
El maestro miró al árbol, luego a sus discípulos y les dijo, “es su mente la que se mueve”.
Poema japonés
17 de enero 2009
viernes, 16 de enero de 2009
El picador de piedras
Foto de Arpana Vidroh
Cuenta la leyenda que un humilde picador de piedra vivía resignado en su pobreza, aunque siempre anhelaba con deseo convertirse en un hombre rico y poderoso. Un buen día expresó en voz alta su deseo y cuál fue su sorpresa cuando vio que éste se había hecho realidad: se había convertido en un rico mercader.
Esto le hizo muy feliz hasta el día que conoció a un hombre aún más rico y poderoso que él. Entonces pidió de nuevo ser así y su deseo le fue también concedido. Al poco tiempo se cercioró de que debido a su condición se había creado muchos enemigos y sintió miedo.
Cuando vio cómo un feroz samurai resolvía las divergencias con sus enemigos, pensó que el manejo magistral de un arte de combate le garantizaría la paz y la indestructibilidad. Así que quiso convertirse en un respetado samurai y así fue.
Sin embargo, aún siendo un temido guerrero, sus enemigos habían aumentado en número y peligrosidad. Un día se sorprendió mirando al sol desde la seguridad de la ventana de su casa y pensó: "él si que es superior, ya que nadie puede hacerle daño y siempre está por encima de todas las cosas. ¡ Quiero ser el sol !".
Cuando logró su propósito, tuvo la mala suerte de que una nube se interpuso en su camino entorpeciendo su visión y pensó que la nube era realmente poderosa y así era como realmente le gustaría ser.
Así, se convirtió en nube, pero al ver cómo el viento le arrastraba con su fuerza, la desilusión fue insoportable. Entonces decidió que quería ser viento. Cuando fue viento, observó que aunque soplaba con gran fuerza a una roca, ésta no se movía y pensó: ¡ ella sí que es realmente fuerte: quiero ser una roca ! Al convertirse en roca se sintió invencible porque creía que no existía nada más fuerte que él en todo el universo.
Pero cuál fue su sorpresa al ver que apareció un picador de piedra que tallaba la roca y empezaba a darle la forma que quería pese a su contraria voluntad. Esto le hizo reflexionar y le llevó a pensar que, en definitiva, su condición inicial no era tan mala y que deseaba de nuevo volver a ser el picador de piedra que era en un principio.
El Té
Foto de Arpana Vidroh
Un importante catedrático universitario se encontraba últimamente en extraños estados de ánimo: se sentía ansioso, infeliz y si bien creía ciegamente en la superioridad que su saber le proporcionaba, no estaba en paz consigo mismo ni con los demás. Su infelicidad era tan profunda cuan su vanidad. En un momento de humildad había sido capaz de escuchar a alguien que le sugería aprender a meditar como remedio a su angustia. Ya había oído decir que el zen era una buena medicina para el espíritu.
En su región vivía un excelente maestro y el profesor decidió visitarle para pedirle que le aceptara como estudiante.
Una vez llegado a la morada del maestro, el profesor se sentó en la humilde sala de espera y miró alrededor con una clara -aunque para él imperceptible- actitud de superioridad. La habitación estaba casi vacía y los pocos ornamentos sólo enviaban mensajes de armonía y paz. El lujo y toda ostentación estaban manifiestamente ausentes.
Cuando el maestro pudo recibirle y tras las presentaciones debidas, el primero le dijo: "permítame invitarle a una taza de té antes de empezar a conversar". El catedrático asintió disconforme. En unos minutos el té estaba listo. Sosegadamente, el maestro sacó las tazas y las colocó en la mesa con movimientos rápidos y ligeros al cabo de los que empezó a verter la bebida en la taza del huésped. La taza se llenó rápidamente, pero el maestro sin perder su amable y cortés actitud, siguió vertiendo el té. El líquido rebosó derramándose por la mesa y el profesor, que por entonces ya había sobrepasado el límite de su paciencia, estalló airadamente tronando así: " ¡ Necio ! ¿ Acaso no ves que la taza está llena y que no cabe nada más en ella ?". Sin perder su ademán, el maestro así contestó: "Por supuesto que lo veo, y de la misma manera veo que no puedo enseñarte el zen. Tu mente ya está también llena".
El destino, (cuento zen)
Foto de Arpana Vidroh
Durante una batalla, un general japonés decidió atacar aún cuando su ejército era muy inferior en número. Estaba confiado que ganaría, pero sus hombres estaban llenos de duda. Camino a la batalla, se detuvieron en una capilla. Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo:
-”Ahora tiraré esta moneda. Si es cara, ganaremos. Se es cruz, perderemos. El destino se revelará“.
Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos como aterrizaba. Era cara. Los soldados estaban tan contentos y confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria.
Después de la batalla, un teniente le dijo el general:
-”Nadie puede cambiar el destino“.
-”Es verdad” contestó el general mientras mostraba la moneda al teniente. Tenía cara en ambos lados.
Como un río
El monje mayor pasó este trozo de conocimiento al monje que estaba a su lado, y así, sucesivamente, fue circulando alrededor del cuarto.
Cuando las palabras alcanzaron al monje más joven, él preguntó, "¿Qué nos quiere decir con que ‘La Verdad es como un río’?".
La pregunta fue de vuelta, pasando por toda la habitación, al monje mayor, éste se inclinó sobre la cama y preguntó, "Maestro, ¿qué quiere decir usted con: 'La Verdad es como un río'?" El maestro abrió lentamente sus ojos y en una débil voz susurró, "OK, La Verdad no es como un río".
Poema japonés
16 de enero
jueves, 15 de enero de 2009
15 de enero
miércoles, 14 de enero de 2009
Poema japones
lunes, 12 de enero de 2009
Poema japones
11 de enero 2009
domingo, 11 de enero de 2009
Poesía japonesa
Poesía Japonesa
Poema Japonés
sábado, 10 de enero de 2009
Poema japonés
Poema japonés
viernes, 9 de enero de 2009
Poema Japonés
domingo, 4 de enero de 2009
Una enseñanza acelerada
Matajuro Yagyu, hijo de un célebre Maestro del sable, fue renegado por su padre quien creía que el trabajo de su hijo era demasiado mediocre para poder hacer de él un Maestro. Matajuro, que a pesar de todo había decidido convertirse en Maestro de sable, partió hacia el monte Futara para encontrar al célebre Maestro Banzo. Pero Banzo confirmó el juicio de su padre:
- No reúnes las condiciones.
- ¿Cuántos años me costará llegar a ser Maestro si trabajo duro? - insistió el joven.
- El resto de tu vida - respondió Banzo.
- No puedo esperar tanto tiempo. Estoy dispuesto a soportarlo todo para seguir su enseñanza. ¿Cuánto tiempo me llevará si trabajo como servidor suyo en cuerpo y alma?
- ¡Oh, tal vez diez años!
- Pero usted sabe que mi padre se está haciendo viejo, pronto tendré que cuidar de él. ¿Cuántos años hay que contar si trabajo más intensamente?
- ¡Oh, tal vez treinta años!
- ¡Usted se burla de mí. Antes eran diez, ahora treinta. Créame, haré todo lo que haya que hacer para dominar este arte en el menor tiempo posible!
- ¡Bien, en ese caso, se tendrá que quedar usted sesenta años conmigo! Un hombre que quiere obtener resultados tan deprisa no avanzará rápidamente - explicó Banzo.
- Muy bien - declaró Matajuro, comprendiendo por fin que le reprochaba su impaciencia - acepto ser su servidor.
El Maestro le pidió a Matajuro que no hablara más de esgrima, ni que tocara un sable, sino que lo sirviera, le preparara la comida, le arreglara su habitación, que se ocupara del jardín, y todo esto sin decir una palabra sobre el sable. Ni siquiera estaba autorizado a observar el entrenamiento de los demás alumnos.
Pasaron tres años. Matajuro trabajaba aún. A menudo pensaba en su triste suerte, él, que aún no había tenido la posibilidad de estudiar el arte al que había decidido consagrar su vida.
Sin embargo, un día, cuando hacía las faenas de la casa, rumiando sus tristes pensamientos, Banzo se deslizó detrás de él en silencio y le dio un terrible bastonazo con el sable de madera (boken). Al día siguiente, cuando Matajuro preparaba el arroz, el Maestro le atacó de nuevo de una manera completamente inesperada. A partir de ese día, Matajuro tuvo que defenderse, día y noche, contra los ataques por sorpresa de Banzo.
Debía estar en guardia a cada instante, siempre plenamente despierto, para no probar el sable del Maestro. Aprendió tan rápidamente que su concentración, su rapidez y una especie de sexto sentido, le permitieron muy pronto evitar los ataques de Banzo, el Maestro le anunció que ya no tenía nada más que enseñarle.
Se Busca
Un día, Chuang Tzu y un amigo estaban caminando por la rivera de un río. “Mire a los peces nadando”, dijo Chuang Tzu, “realmente están disfrutando de sí mismos”.
“Usted no es un pez”, contestó el amigo, "así que no puede saber verdaderamente que están disfrutando de sí mismos”.
“Usted no es yo”, dijo Chuang Tzu, “¿así que cómo sabe usted que no sé que los peces están disfrutando de sí mismos?”